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27 de julio de 2017

Clásica del Rincón

Bueno, pues una vez más hemos acabado bien, mejor de lo esperado. Éxito total de la experiencia, de crítica y público, que confirma sensaciones y motivaciones. Sextos en la 1ª Clásica del Rincón de la Victoria frente a 47 de los mejores y más admirados de los clásicos andaluces, en nuestra primera experiencia en rallyes de regularidad y sin instrumental de medición avanzado.


Encima de todo el Porsche se ha portado de miedo, gracias como siempre a Turbosmalaga y su atención a los detalles al ponerlo a punto... Es un coche muy estable, muy noble gracias a lo de llevar el cambio sobre el eje trasero y el equilibrio de pesos; una "cucaracha" tomando curvas... Hemos conseguido que no nos "ponga ni una pega" al esfuerzo demandado. Sólo quedan pulir cuatro tonterías para terminar de dejarlo como queremos (impecable es imposible...) pero ya nos está dando satisfacciones.

El "Pellizco" de la noche antes de un rallye de regularidad es similar al de uno de "correr lo que puedas". Uno trata de pensar que no, que esto no es tan serio, que esto es de cartón piedra... Pero para el corazón no lo es y las mariposas de las tripas, que se mueren de ganas de revolverse, lo saben.


Uno está convencido de que el 99% de las actividades más placenteras implican un determinado grado de transpiración... Pero lo del otro día fue brutal ya incluso antes de la salida. Nunca nos acordamos tanto de los progenitores de la persona que decidió no equipar el 924 con un aire acondicionado de serie (muy pocos lo llevan...). Prueba de ello es la sudada que llevaba en la entrega de premios, ya bien pasada la media noche. Y sin embargo lo pasé tan bien que, ingiriendo líquidos a bomba llena, ni me di cuenta. 


Los tramos eran preciosos, el recorrido un reto para el copiloto, y don Rubén, como siempre, estuvo magistral y perfecto: tiene la mayor parte de la culpa de la buena clasificación; lo de ir por tramos en los que alguna vez tomamos notas, con tráfico abierto, añade algún nuevo problemilla por resolver a la experiencia. No se descarta encontrarse a un tractorista de paseo o al camión de la basura... Pero mola: De hecho se me hizo corto, qué demonios... La fecha, la temperatura y el ánimo piden una prueba que continúe por la noche, con otra sección si cabe más dura... Por tramos en las cercanías no será, porque hubo muchos que yo esperaba pasar y que ni nos acercamos. Málaga ¡ay! podría ser un templo de los rallyes... Y sin embargo la organización fue intachable, ni una pega: Echándole valor para hacer la prueba, ser los primeros en montar un rallye con las nuevas aplicaciones electrónicas, preparándolo todo con una profesionalidad y cuidado que ya quisieran muchos, con una cena final que incluía familiares y amigos... Todo impecable, de corazón. Manolo Melendo y Escudería Doble30 han tenido un merecidísimo éxito de inscripción y de calidad.


Pero lo de competir en regularidad no ha sido nada facil tampoco. No es un paseo. El tema de mantener la media requiere cierto nivel de concentración especial: Mirando a los datos y las luces de las aplicaciones en todo momento, preocupado con los márgenes de error, que siempre hay, pendiente de si te acercas o te alejas demasiado de los de alrededor en la caravana, cuando los hay y suponiendo que ellos vayan "bien", que es bastante suponer. Para colmo, tuvimos algún pequeño contratiempo con la cobertura de la 4G del móvil, que era esencial para que el organizador localizase tu posición y asignase penalizaciones. Pero todo resuelto en un momento, como digo un 11 a la gente de Escudería Doble30. La pelea de mantener el error sobre la media en el mínimo posible es agotadora... Cuando ves que los buenos son capaces de hacer cero penalizaciones en varios tramos, una se pregunta "¿cómo c... lo hacen?"... Y éso escuece, pero aumenta el "pique". Ya lo sabíamos, pero es bonito, sin más. Habrá que repetir cuando las fechas cuadren.


Lo más doloroso de la regularidad, lo que más me joroba, es no poder darle "a mi pecho" un acelerón en una zona de curvas rápidas, tal y como me pide el cuerpo... tal y como uno quiere pensar que te pide la mecánica también, que quiere demostrarte que ésa nobleza que ya hemos comentado puede también mantenerla en tramos de los de "echarle valor". Sobre todo en un recorrido que se presta a ello y que igualmente lo pide a gritos. Y sin embargo, sublimado ése dolor y levantado el pie del pedal de acelerar, lo cierto es que se disfruta mucho del coche a ratos, sobre todo en zonas lentas y con horquillas, que hubo varias. Nada de descocarse, nunca, pero se disfruta. No es que "se corra", pero con medias muy poco más altas ya me parecería muy temerario mantener el tráfico abierto.


También he notado ciertamente mayor grado de compañerismo: no te juegas nada con nadie, salvo acaso un precioso trofeo (en ésta ocasión obra de Isidro Melendo y recibido de sus manos, otro orgullo... ya he comentado que, sin él, aquel primer coche con barras no habría estado nunca a mi nombre). No hay tanta competitividad, ni secretos, ni trampas... Y por éso todos colaboran mucho más unos con otros, lo que añade disfrute a la experiencia también desde el punto de vista social.


Y luego está la diversión consustancial a un road book, a un carnet de ruta, a un "-¡Tira por aquí!" contestado con un "-¿Seguro?"... Ver cómo algunos competidores abandonan el recorrido que tú sigues y la inseguridad de no saber quién de los dos se "equivoca"... Encontrárselos luego, incluso a contra-tramo tratando de situarse de nuevo en la ruta ideal... El "viaje" que es un rallye, con sus anécdotas, siempre es divertido; y en éstas pruebas éso también lo tenemos.


No, no diré que me ha gustado tanto como correr un rallye de velocidad, para nada. Ya lo siento, pero ésto no es lo mío. Lo mío es lo otro, siempre que pueda... A mi dame unas notas y ya te diré yo por dónde te metes las medias de menos de 49,9 por hora. Pero si no fuese posible, hemos encontrado un agradable sustitutivo en el que compartir éstas bajas pasiones nuestras con nuevos y viejos amigos: A uno de ellos le comenté que yo soy de rallyes de asfalto, de velocidad, de "porno duro"; y me contestó que la regularidad es entonces como "el elástico de un tanga de encaje asomando por la cinturilla baja de un pantalón vaquero ajustado". Tiene razón, pero el tanga, qué duda cabe, también tiene su erótica y capta nuestra atención, oiga... 


Una vez más tengo que agradecer a todos la colaboración y el permiso para embarcarme en éstas cosas... desde la amada y dulce esposa que no me tira los trastos a la cabeza cuando la llamo por teléfono y le digo "-Hoola cariño. Oye, que me voy a comprar un Porsche..." hasta Rubén Partal y Francis Portales, por continuar con la temeridad de seguirme la corriente en todo, canalizar mis neuras y guiarme por el camino correcto. 

La próxima con el Ibiza... Pero a ésto volveremos, seguro.

A.

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